La OEA escuchará Notas de Paz caleñas

Lo más lejos que han viajado los integrantes la orquesta sinfónica de la Fundación Notas de Paz es al Centro de Eventos Valle del Pacífico. Este año cumplirían una meta: presentarse en Bogotá. Desde junio pasado todo cambió. Delegados de la OEA, iniciaron la búsqueda de un grupo que representara la lucha contra la violencia y lo encontraron en Cali. La idea, es que los pequeños entonen sus melodías en el Hall de Las Américas en la celebración de la Semana por La Paz. Serán invitados de honor de la organización y ahora, no sólo tocarán frente a un público internacional, sino que montarán en avión y conocerán en el mar. Hoy, iniciarán la correría. Llegarán a Panamá antes del mediodía y como tiene una larga escala, irán a conocer el Canal de Panamá. A las 7:00 p.m. abordarán el avión para llegar el viernes a Washington. El encuentro con el Hall de Las Américas será a las 6:00 p.m. y la idea es presentar canciones típicas del Pacífico vallecaucano. Y aunque el concierto durará una hora, los chiquillos están felices. “Hace dos años ninguno tocaba una nota. Ahora la música es su refugio y les da la oportunidad de ir a lugares que su entorno social jamás lo permitiría”, dice Felipe Martínez, director de la orquesta. Y es que los integrantes de Notas de Paz son niños entre los 7 y los 16 años que habitan el barrio Bellavista, que tienen que enfrentar conflictos familiares, además de pobreza. Gloria Mercedes Guzmán, directora Administrativa, sostiene que la fundación tiene como objeto disminuir los índices de violencia y proporcionarles espacio lúdico a los niños. “Para hacer parte de Notas de Paz tienen que presentar certificados del colegio y demostrar que sus calificaciones son buenas”, explica. La Fundación Notas de Paz fue creada hace dos años y medio y aunque al principio no tuvo mucha acogida, hoy cuenta con 125 integrantes. Todos los gastos de viáticos correrán por cuenta de la Organización de Estados Americanos, OEA, que invitó a la Fundación Notas de Paz al magno evento. Pedro Alejandro Mahecha, de 11 años, no le importa tener que lidiar con las matemáticas. Dice que eso es lo de menos, mientras le permitan hacer lo que más le gusta: Tocar el violín. Durante el ensayo se mostró inquieto, luego dijo que nunca antes deseó tanto que se terminara la clase. Es que después se iría a su casa a preparar la maleta. Redacción de ElPaís.com.co