sábado, 4 de enero de 2014

LA CIUDAD, SUS FERIAS Y SUS REALIDADES SOCIALES

Por:
Javier Lopez B
veedor ciudadano
Pasadas las fiestas navideñas, el alumbrado  que alegro el espíritu de los caleños  y la despedida del año viejo,   la bienvenida  del año nuevo  y la  feria de Cali, la ciudad  y sus habitantes vuelve a  la cruda realidad social que le toca vivir, y es  que estas ciudades   construidas  en el “capitalismo dependiente”  y en el modelo neoliberal, tiene que luchar con las contradicciones que este sistema y su maquiavélico engendro las obligan a vivir,  de un lado  el desarrollo, es decir amplias avenidas y veloces autopistas,  torres de apartamentos y edificios públicos  y privados, que engalanan estas avenidas , grandes y modernos centros comerciales, con sus vitrinas atiborradas de mercancías que muchos se quedan sin adquirir por su condición economica, parques con modernas fuentes y luces de colores, etc,tc,etc, contrastan  con la otra ciudad, la de los cinturones de miseria, las calles llenas de huecos, el desempleo, los mendigos, indigentes y viciosos, los vendedores ambulantes, las “ollas”, como se les conoce a los barrios donde se apiñan recicladores, drogadictos y hombres sin esperanza, las prostitutas que recorren la “zona rosa” ( avenida sexta, zona de grilles- discotecas) en búsqueda de un cliente  y si es extranjero mucho mejor, los  niños de la calle con su pegante de bóxer en la mano…..no podemos dejar de pasar por alto, la inseguridad que agobia a los ciudadanos  y en especial a los de los barrios bajos y medios y la guerra entre pandillas que azotan especialmente al “Distrito de Aguablanca”, zona marginal del oriente caleño.

Esta realidad de la que parecen no darse por enterados nuestros ilustres mandatarios,   y  que de espaldas a sus ciudadanos insisten en agobiar con más impuestos a sus electores, que imponen mas obras suntuosas y que se jactan de su enorme popularidad anunciada por firmas encuestadoras de dudosa reputación, realidad que también algunos ciudadanos clase media, también en un acto al parecer de “mecanismo de defensa o negación”  se niegan en reconocer , termina por imponerse, entonces, vienen las marchas de los desempleados, de los pequeños transportadores y choferes dejados por fuera de la jugosa tajada del sistema de transporte masivo, “MIO”, de las madres comunitarias, de los recicladores, de los vendedores ambulantes, de los desplazados que llegan a una ciudad que ya no tiene como ofrecerles una compensación por tener que dejar sus tierras abandonadas por una guerra que parece no tener fin pese a las negociaciones de la habana, de los estudiantes rebeldes, y de muchos otros que terminan por tomarse la calle como único  espacio de protesta donde puedan ser escuchados, y entonces esa inseguridad que solo afectaba a los de ruana, empieza a ser sentida y vivida aun por aquellos que cuentan con policías, escuadrones, vigilantes de cuadra, guardaespaldas…y entonces qué hacer?




Tal vez y es solo una elucubración, si asumiéramos el reto de construir ciudades, sin tanta pompa, pero con mas justicia social, con más empleo productivo y bien pagado, con menos autopistas y puentes elevados, pero mejores calles en los barrios, con más escuelas y universidades en los barrios populares, para que estos jóvenes puedan educarse y con ello en un futuro próximo alejarse de  la violencia y la pobreza, si  estos gobernantes de verdad contaran y consultaran  a la hora de sus arbitrarias decisiones con los que con su voto le dan el poder, si en vez de poner las ciudades y sus habitantes al servicio de los intereses de la economía, pusiéramos la economía al servicio de estos, si hiciéramos e hicieran ciudades más reales, entonces tal vez disfrutaríamos mucho más de la feria de Cali, y del alumbrado navideño y de las festividades de año nuevo…. Tal vez ¡


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