Por:
Javier Lopez B
veedor ciudadano
Pasadas las fiestas navideñas, el alumbrado que alegro el espíritu de los caleños y la despedida del año viejo, la bienvenida del año nuevo
y la feria de Cali, la
ciudad y sus habitantes vuelve a la cruda realidad social que le toca vivir, y
es que estas ciudades construidas
en el “capitalismo dependiente” y
en el modelo neoliberal, tiene que luchar con las contradicciones que este
sistema y su maquiavélico engendro las obligan a vivir, de un lado el desarrollo, es decir amplias avenidas y
veloces autopistas, torres de
apartamentos y edificios públicos y
privados, que engalanan estas avenidas , grandes y modernos centros
comerciales, con sus vitrinas atiborradas de mercancías que muchos se quedan
sin adquirir por su condición economica, parques con modernas fuentes y luces
de colores, etc,tc,etc, contrastan con
la otra ciudad, la de los cinturones de miseria, las calles llenas de huecos,
el desempleo, los mendigos, indigentes y viciosos, los vendedores ambulantes,
las “ollas”, como se les conoce a los barrios donde se apiñan recicladores,
drogadictos y hombres sin esperanza, las prostitutas que recorren la “zona
rosa” ( avenida sexta, zona de grilles- discotecas) en búsqueda de un
cliente y si es extranjero mucho mejor,
los niños de la calle con su pegante de
bóxer en la mano…..no podemos dejar de pasar por alto, la inseguridad que
agobia a los ciudadanos y en especial a
los de los barrios bajos y medios y la guerra entre pandillas que azotan
especialmente al “Distrito de Aguablanca”, zona marginal del oriente caleño.
Esta realidad de la que parecen no darse por enterados nuestros
ilustres mandatarios, y que de espaldas a sus ciudadanos insisten en
agobiar con más impuestos a sus electores, que imponen mas obras suntuosas y
que se jactan de su enorme popularidad anunciada por firmas encuestadoras de
dudosa reputación, realidad que también algunos ciudadanos clase media, también
en un acto al parecer de “mecanismo de defensa o negación” se niegan en reconocer , termina por
imponerse, entonces, vienen las marchas de los desempleados, de los pequeños
transportadores y choferes dejados por fuera de la jugosa tajada del sistema de
transporte masivo, “MIO”, de las madres comunitarias, de los recicladores, de
los vendedores ambulantes, de los desplazados que llegan a una ciudad que ya no
tiene como ofrecerles una compensación por tener que dejar sus tierras
abandonadas por una guerra que parece no tener fin pese a las negociaciones de
la habana, de los estudiantes rebeldes, y de muchos otros que terminan por
tomarse la calle como único espacio de
protesta donde puedan ser escuchados, y entonces esa inseguridad que solo
afectaba a los de ruana, empieza a ser sentida y vivida aun por aquellos que
cuentan con policías, escuadrones, vigilantes de cuadra, guardaespaldas…y
entonces qué hacer?
Tal vez y es solo una elucubración, si asumiéramos el
reto de construir ciudades, sin tanta pompa, pero con mas justicia social, con
más empleo productivo y bien pagado, con menos autopistas y puentes elevados,
pero mejores calles en los barrios, con más escuelas y universidades en los
barrios populares, para que estos jóvenes puedan educarse y con ello en un
futuro próximo alejarse de la violencia
y la pobreza, si estos gobernantes de
verdad contaran y consultaran a la hora
de sus arbitrarias decisiones con los que con su voto le dan el poder, si en
vez de poner las ciudades y sus habitantes al servicio de los intereses de la
economía, pusiéramos la economía al servicio de estos, si hiciéramos e hicieran
ciudades más reales, entonces tal vez disfrutaríamos mucho más de la feria de
Cali, y del alumbrado navideño y de las festividades de año nuevo…. Tal vez ¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario