sábado, 12 de septiembre de 2009

“El valor por la vida se está perdiendo” ,Las bandas organizadas ponen sus ojos en los menores por sus ansias de dinero y agresividad.

Las pandillas son el común denominador en los barrios marginados de la ciudad. Los adolescentes se van agrupando en las esquinas y casando peleas con otras bandas por el simple hecho de marcar territorio y querer demostrar poder. Según una defensora de Familia del Instituto de Bienestar Familiar este es sólo el comienzo de la problemática, pues detrás del fenómeno siempre están adultos y grupos armados ilegales que les facilitan armas, suministran drogas y comienzan a endulzarlos para cometer homicidios. Es por eso que el Código de la Infancia y Adolescencia no habla de penas sino de sanciones. “No se trata de castigar, sino de brindar acompañamiento, estudio y oportunidades”, agrega la funcionaria. Las diferentes defensorías, cada una adscritas a un juzgado, son las encargadas de garantizar los derechos de los menores. “Estos adolescentes han crecido sin reglas y con un gran resentimiento social. En sus casas no existe ninguna autoridad, incluso, aportan dinero sin que se les pregunte por su procedencia”. Una psicóloga del Icbf manifiesta que todas estas razones es lo que los hace cada vez más vulnerables a su entorno. Y en el afán de sentirse poderosos o protegidos, son capaces hasta de matar por el simple hecho de pertenecer a determinado grupo. “El valor de la vida se está perdiendo”, sentencia la profesional. . www.elpais.com.co fotos el pais.com.co

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