lunes, 25 de junio de 2012

Renovación urbana del centro de Cali: una mirada desde la comunidad


Por: Lorena Botero
En Julio 11 de 2009, el Gobierno local anunció la ejecución de un proyecto que contemplaría la remodelación del centro de la Ciudad: entre las carreras 10 y 15 y las calles 13 y 15, incluyendo la construcción del bunker de la fiscalía en frente del Palacio de Justicia.
Han transcurrido casi tres años de dicha iniciativa y aun no se ven los resultados. Ciudad paraíso, como lleva por nombre este sueño de ciudad aun no es una realidad y por el contrario, como lo planteó el periódico El País: “con el cierre de la central de abastos en el Calvario se estableció la indigencia y la inseguridad que actualmente afectan la zona”.
“Sé que en el barrio San Bosco, se han comprado predios por un valor inferior al que realmente valen las casas. Es una injusticia con los propietarios que durante mucho tiempo han pagado sus casitas”. Manifiesta la Señora Claudia Patricia Vargas a quien la casa de su abuela, localizada en el barrio Obrero ya se convirtió en una “pesadilla de vivienda” debido a los incrementos de atracos, delincuencia común, consumo de drogas, inseguridad, contaminación e invasión por parte de todos los recicladores y comerciantes que han sido desplazados de su lugar habitual de trabajo y vivienda.
“Cuando desplazaron a toda la gente del calvario, se fueron para el barrio Sucre y Obrero. Esto lleva a que se vuelva más complicada la situación de inseguridad. Se formó un triangulo peligrosísimo entre la 23 con 15, todo gracias a la construcción del puente que agudizó más el problema”. Asegura Claudia quien no duda en que después de la explosión del Palacio de Justicia ocurrido el 1 de Septiembre del 2008, toda la gente que trabajaba en el sector se instaló sobre la Carrera 10. Manifiesta que así como se instalaron los vendedores de flores, también llegaron recicladores con problemas de consumo, habitantes de la calle y vendedores de productos en remate que ponen en duda la procedencia de los mismos. 
“Es que eso prometen y no cumplen. No hay plata disque porque el socio se quitó. Era un socio bueno y se les quitó. No ve eso como está de parado. Ahí iban a construir como que unos parques. Pusieron unos carteles y vea, nada. Ahí no pasa nada, no tienen plata”. Argumenta “El mono” quien tiene una venta ambulante de dulces, chitos, bombones, cigarrillos, bananas y a quien su acento lo ubica claramente dentro del eje cafetero o Antioquia. Su posición frente al proyecto es con certeza, negativa frente a los planes de renovación urbana en el centro. Asegura que además de no ver resultados, “antes se regaron de la 10 pa`arriba”, desencadenando mas inseguridad y problemas para la gente, pues según él, solo se ve “puro gamín”. 
Muy diferente a lo que mencionó el Sargento Rengifo del servicio de policía del sector quien asegura que “a esa gente le dieron buena plata. Finalmente los comerciantes que trabajaban ahí no eran propietarios. Eran arrendatarios”. Argumenta que los comerciantes con mas desventajas frente al proyecto de construcción del bunker de la fiscalía, fueron los que ya tenían su negocio acreditado, pues “les tocó re ubicarse como pudieran sobre la carrera 10 con calles 12 y 11”. Por su parte, afirma que los de mejor beneficio son los “dueños con plata que siempre ganan”.
Rengifo sostiene que “antes mejoro la situación en el centro”. Contextualiza que en el sector hoy destruido, existían comerciantes de mueblería, flores, cacharrería, productos esotéricos y hasta una mini galería que hoy se encuentra re-ubicada sobre la carrera 10, al principio de la zona del Calvario y fue precisamente la misma comunidad quien pidió ante la Secretaria de Gobierno, apoyo que garantizara la seguridad en la zona: 
“Eso de los ladrones y viciosos mermo. No ve que se fueron los negocios. Además, la misma comunidad pidió que les pagaran vigilancia para poderse re-ubicar sobre la carrera 10 con 13ª. En la actualidad se cuenta con servicios de policía desde la calle 5ta con carrera 10 hasta la 25 con 10”.
Rengifo sostiene que “cuando se les quita el nido, los habitantes de la calle van para los barrios mas bajos, como Decepaz, Potrero Grande u otros tugurios, pero no se quedan en el centro”. Resalta que esta zona es muy bonita, que invita al turismo sobretodo por la zona que esta protegida con policías atrás de la fiscalía”.
“Yo llevo 3 años de trabajar en esta zona y siempre ha sido igual: una zona de cuidado, pero controlada. Lo único que si he notado recientemente es la gran cantidad de habitantes de la calle. Uno sabe que han llegado más y que no son de Cali porque nunca se les había visto antes, se les ve en la cara, uno ya los conoce. Es que dicen que Cali es el “paraíso de ciudad” para los habitantes de la calle donde se ubican desplazados, prostitutas, delincuencia, hay buena limosna que les da el centro y el clima es favorable. Yo si creo que eso es verdad”. 
Por su parte, Marcela Buitrago, empleada desde hace varios años de “La llave de la fortuna”, un establecimiento que por mucho tiempo estuvo ubicado en la hoy extinta zona comercial en frente del Palacio de Justicia, argumenta que “la olla quedó destapada, todo sigue igual y no pusieron seguridad”. Por el contrario, a cada almacén le toca pagar su vigilancia informal”. A lo cual se suma la opinión de otra empleada de un local distinto que no quiso identificarse:
“¿A donde hay un policía?, dígame si usted lo ve, muéstremelo. No hay ni un policía en ninguna esquina y si los hay, están comadreando. Eso es lo único que saben hacer”. 

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