Para mis propósitos investigativos coyunturales, más allá de hacer un recuento histórico del centro de la ciudad, me parece interesante manejar la siguiente idea: hablar de este centro particular que hoy hace parte de aquello que se pretende renovar, implica considerar las representaciones e intereses allí proyectados, aquellos diversos planos que se superponen y expresan la complejidad y espesura. Mi interés principal es considerar las diferentes iniciativas de delimitación e intervención de un centro problemático. En este sentido, elegí enfocarme en cierto centro, no el histórico, ni el del abolengo. Más bien el del correlato de la manera en que se ha constituido a partir de la intervención de la diferencia, que se expresa en un plano territorial con múltiples esfuerzos por encerrarla y localizarla. Entonces miraremos el centro como una gran piedra en el zapato caleño, un centro que hasta hoy sigue siendo objetivo de la administración municipal.
El proyecto de renovación que antecede a Ciudad Paraíso, es el Plan Recuperación Centro, que fue elaborado durante la alcaldía de Rodrigo Guerrero (1992-1994). En medio de este proceso, se realizó un estudio dirigido por la Fundación Social en 1997 llamado El centro de Cali: Un nuevo imaginario para la ciudad. Este trabajo de sistematización plantea unrecorrido histórico a través de los distintos usos, representaciones y proyectos de intervención administrativa que ha sufrido el centro de la ciudad, específicamente la zona conocida como “la olla”, para así poder controlarla, mantenerla dentro de unos linderos específicos y establecer un cierto orden en el núcleo de crecimiento de la ciudad. Si bien no existe una percepción única generalizada sobre el centro, podemos decir que ha habido un esfuerzo permanente por mantenerlo relativamente bajo control:
“En procura de conservar tal ideal (el centro como punto de organización de lo circundante y como imagen del orden y el equilibrio citadino), la dimensión físico-espacial del centro de la ciudad ha sido con frecuencia redefinida; y en cada intento se ha puesto de lado todo aquello que no revista la gracia, el valor, la importancia y el encanto de lo que material y simbólicamente debe continuar representando el centro de los caleños.” (Fundación social: 1997:22)
El estudio ubica la plaza central de mercado (actual Palacio de Justicia) como un hito de gran importancia en las dinámicas que fueron consolidando el centro problemático. Ésta fue creada en 1897 y durante aproximadamente sesenta años marcó un ritmo asociado al movimiento de personas que llegaban (muchas de bajos recursos) y se instalaban a sus alrededores, y otras que residían cerca poco a poco emigraron hacia otros sectores de la ciudad.
Entonces,de esa gran área que se ha delimitado como centro, es una pequeña parte la que ha sido reconocida como problemática. Pasando por una denominación como “zona negra”, “la olla” es hoy en día asumida bajo los mismos parámetros de fijación y naturalización de una condición que invisibiliza las relaciones sociales históricas de los habitantes de ese sector. En el documento Biografía de los Barrios de Cali, realizado en 1984 por el Departamento Administrativo de Promoción Social y Acción Comunal, se encuentra la historia del barrio San Pascual, en la que se constata el peso de esta representación frente a la que se ha luchado para demostrar que esa imagen negativa es personificada por personas ajenas al barrio que “cometen fechorías”.


En mi trabajo de campo, pude corroborar el gran peso de esta representación y noté un aspecto muy interesante. Los linderos de la “olla” no corresponden con los límites históricamente planteados ya que el barrio San Pascual no parece encajar con las descripciones previas, si bien en algunas calles son evidentes las actividades al margen de la ley, no se trata de una “olla”. Podemos decir que hay una sobredimensión del espacio a intervenir, ya que se justifica la revitalización de un sector “deprimido de la ciudad” y en términos reales, la mitad del espacio a renovar constituye la totalidad del barrio San Pascual (15 manzanas de 30) lo cual contradice aquello que se presenta como una de las justificaciones más importantes para legitimar la renovación.
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